Estimades, buenas noches.
Primeramente agradecer a Francesca y a todas las personas que integran la organización por esta oportunidad que nos han brindado. Estos días de festival nos han acercado a diversas temáticas, permitiéndonos conectar con el padecimiento de otres y sus luchas, pero también con las nuestras propias. Con esas luchas que forman nuestras identidades, tan distintas entre nosotres cinco y, sin embargo, hermanadas. También, distintas a la mayoría de las realidades que se plantaron ante nosotres en estos 7 días de festival, pero a las que este tipo de instancias nos ayudan a acercarnos.
Pese al encierro consecuente de la pandemia mundial del COVID19, como también al avance neoliberal en la región y en el mundo, nuestra generación, en conjunto con otras, sigue forjando redes y resistiendo en las calles.
Este festival nos ha interpelado en nuestros privilegios, como jurado compuesto mayoritariamente por personas blancas y cis-género, pero también como habitantes del territorio colonizado que hoy nos encuentra juntes y que muches entienden que es un lugar donde “no pasa nada”.
Fue una cuestión recurrente en los conversatorios que se daban luego de las proyecciones, el enunciar nuestro país como un “oasis” de América Latina, donde las violaciones a los derechos humanos que mostraban las películas no suceden. Pero sobre el final de esos debates, siempre concluíamos que enunciar nuestro país desde este lugar invisibiliza las violencias que efectivamente padecemos y, muchas veces, reproducimos. Habitamos un país racista y patriarcal, con un tejido social quebrado y desigual, y, en tanto no estemos disponibles a escuchar y ser parte del padecimiento del otre, esa realidad no va a cambiar. Depende de todes y de cada une.
Fue desde ese lugar que, si bien todo lo proyectado nos atravesó de una manera u otra, hemos decidido otorgarle la mención a una película que nos inspirara a luchar, a tejer redes y a estar alertas. Una película que nos invitara a seguirnos encontrando en las calles y a ser un pueblo presente.
Se trata, además, de un documental que demuestra mucha valentía. Los integrantes del colectivo realizador pusieron en riesgo su propia vida por registrar y difundir lo que está pasando en su país, y nos recuerdan de ese modo que el cine también es una forma de lucha, militancia y resistencia. A través del montaje, el documental construye una estructura que nos hace sentir la crudeza de la situación como si realmente estuviéramos allí, sintiendo el miedo de les jóvenes que se están manifestando así como su incansable convicción y perseverancia.
En el documental elegido no hay protagonistas individuales, sino un colectivo de estudiantes que, desde lo diverso de sus identidades personales, deciden organizarse y manifestar el hartazgo que genera un Estado ausente y represivo, volcado a los intereses del saqueo y no a la protección de las personas.
Entendemos que si en Uruguay estas cosas no suceden, o parecen no suceder, no es porque tengamos gobernantes cuidadosos o interesados realmente por las necesidades de las personas. ¿Cómo se explica sino la existencia y resistencia de las ollas populares?, ¿las cientas de personas viviendo en la calle o en refugios del Estado donde las vulneraciones de derechos son cotidianas? ¿Qué pasó en el CODICEN hace 6 años? ¿Qué pasó en Malvín Norte a principio de este año? ¿Qué pasa en Casabó y en tantos otros barrios montevideanos donde la justicia se tapa los ojos mientras los narcos toman las calles con el consentimiento y apoyo de la policía? ¿Por qué las cárceles están llenas de personas pobres y racializadas? ¿Por qué los gobernantes proponen liberar a los torturadores y homicidas de la dictadura?
Invitamos a todes les aquí presentes a mirarnos adentro, para encontrarnos afuera en las calles luchando. Porque nos necesitamos unes a otres como pueblo presente para hacerle frente a las injusticias que deja en su camino la ausencia estatal y la criminalización de les estudiantes, de les jóvenes y de la movilización social. Nos necesitamos conscientes, con la escucha atenta y el corazón listo para seguir tejiendo la red.
Agradeciendo una vez más a Tenemos que Ver y a Cotidiano Mujer, y esperando y apostando por la existencia de cada vez más espacios como este, desde y para la comunidad, anunciamos que la película seleccionada por el jurado joven para esta décima edición de Tenemos que ver es “Inside the red brick Wall” del colectivo Hong Kong Docummentary Filmmakers.
Felicitaciones y muchas gracias.