El jueves 4 de noviembre en la plaza Las Pioneras, se presentó el documental “Una de nosotras” de la directora Soledad Castro Lazaroff, un film que luego de 6 años de rodaje salió a la luz en 2019.
Se trata de un documental de 86 minutos en el que la directora y todo su equipo, rinde homenaje a Belela Herrera, una mujer uruguaya, de izquierda, un ser entrañable y de enorme valor simbólico en la lucha de las mujeres por la defensa de los derechos humanos.
El film, que constituye la búsqueda de muchas búsquedas en la historia de muchas mujeres, habla de la pertenencia política y de cómo volver a habitar el lugar de origen. Razón, corazón, hambre, miedo y esperanza convergen al preguntar “¿Cuál es el valor de la verdad cuando crecemos a la sombra de la mentira?”
La película muestra a Virginia Martínez y Belela Herrera, dos mujeres de generaciones distintas pero conectadas a una misma historia. El documental es un viaje por los tiempos de la dictadura chilena en la que Herrera emerge como facilitadora en la misión de ayudar a muchos uruguayos, argentinos y chilenos a huir de la dictadura, primero desde su hogar de diplomacia en Chile; después a través de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y en situaciones donde emerge “la diferencia entre la vida y la muerte”.
La vida de Herrera es un viaje humanitario por las distintas dictaduras de Chile, Argentina, Uruguay, Guatemala, Haití, República Dominicana y el Salvador. En la lucha bravía Herrera aparece empoderada desde sus posibilidades y más allá de ellas.
El documental muestra el mundo paradojal donde “ser mujer en un pueblo chico construye una historia desde la autocensura”, pero cómo las mujeres desde la resistencia y la memoria trazan una lucha por los derechos humanos, desde los tiempos de las dictaduras, encarnadas en las abuelas de Plaza de Mayo, hasta a los retornos de la democracia y a la América Latina contemporánea. Una resistencia invisible, casi olvidada, luchas aparentemente distintas pero unidas en el fondo y cuya presencia acompaña las luchas y reivindicaciones de las nuevas generaciones.
Luego de la proyección se generó un conversatorio con la directora del documental quien agradeció la concurrencia.
La documentalista explicó que el tratamiento buscó un acercamiento íntimista y que la película fue realizada desde una perspectiva feminista, que busca distanciarse de ese arquetipo del heroísmo patriarcal. En palabras de la directora, el documental busca “reivindicar la politicidad feminista, el diálogo entre mujeres, la necesidad de encontrarnos y poder dialogar entre generaciones.”
En la conversación con el público, varias espectadoras hablaron de sus historias personales y evocaron a sus madres, en esto de que la historia y la política la tenemos cerca, y de la importancia del vínculo intergeneracional entre mujeres, cuyas vivencias políticas también construyen y hacen la historia.
En el diálogo con los espectadores la directora fue clara al poner sobre la mesa preguntas como: ¿Cuál es el compromiso político que debemos asumir?, ¿Dónde está hoy esa pregunta?, ¿Cómo nos interpela está historia?”. Y afirmó que para ella “está en formas de vida y prácticas que lastiman a mucha gente”.
Consultada sobre los desafíos del proceso creativo, de dirigir una película en un contexto marcado por hombres, la directora dijo que “por más que sea una película colectiva esto fue un trabajo de mujeres, del feminismo y de la confianza que nos damos entre mujeres. Ante los obstáculos en un contexto artístico patriarcal, esto también es una decisión política.” Belela, Soledad, Virginia y muchas mujeres, todas en la primera línea.
Galería fotográfica:
Nota elaborada por Ana Maria Sarmiento Camargo, pasante del 10° Tenemos Que Ver.