De cara al inicio de la décima edición del Festival, conversamos con Francesca Cassariego, cofundadora, directora y productora, sobre lo que significa Tenemos Que Ver a diez años de su puesta en marcha. En la entrevista también indagamos sobre la relación del Festival con el contexto actual, sus características y la relevancia que tiene para el Uruguay y la región.
1. ¿Por qué es relevante para Uruguay un festival de cine que tenga a los derechos humanos como su eje?
Este formato no lo inventamos acá, obvio. Es un tipo de festivales que existe en diferentes ciudades del mundo, pero cada uno tiene su impronta personal y sus características particulares. Estos eventos son necesarios porque hay una gran cantidad de producciones audiovisuales que ponen en pantalla gran variedad de demandas y estos festivales las reúnen y, sobre todo, se les da un espacio para la reflexión y el debate en torno a ellas. El cine es capaz de colocarnos en los zapatos de otras personas, tiene la capacidad única de hacernos ver y sentir el mundo como lo sienten otres, por eso creo que es fundamental este tipo de eventos: porque nos ayudan a derribar barreras que a veces por el desconocimiento o por ignorancia podemos tener.
Es necesario vernos a todes como iguales para poder avanzar en pos de los derechos humanos, para construir vínculos sanos y libres de prejuicios. Por otro lado, nos acercan realidades de lugares muy lejanos de los cuales no nos informamos por los medios masivos de comunicación, y es a través del cine que esas realidades se cristalizan para un público mucho más amplio. El cine es maravilloso en muchos aspectos, reúne lo mágico del arte y a la vez lo humano.
2. ¿Qué importancia tiene el festival para la escena uruguaya?
Es un espacio en el que confluyen una gran variedad de personas, un espacio que acerca temas de relevancia social a un público muy diverso. También a través de Tenemos Que Ver muchos gurises han conocido el cine y las salas emblemáticas de Montevideo sin necesidad de tener dinero para hacerlo. Creo que es importante que el Festival sea gratuito porque participan grupos enteros, tanto de secundaria como de centros juveniles, y así acceden a lugares en los que pagar una entrada complicaría su participación.
3. Estamos ante la décima edición del Tenemos Que Ver, ¿qué implica para el Festival cumplir diez años?
Por un lado es una alegría reafirmar la existencia del espacio y al mismo tiempo la necesidad de contar en el país con un Festival que tenga como contenido películas que nos hagan reflexionar en torno a los derechos humanos. Por otro lado es agotador, porque llevar a cabo un proyecto como este con la poca financiación con la que se cuenta es muy difícil.
El Festival no tiene medios para hacer finanzas porque, entre otras cosas, no es el objetivo del mismo. Por lo tanto, se hace bastante complejo tener que estar tocando las mismas puertas año a año, hablando con las mismas instituciones u otras, hacer las mismas gestiones cada edición para poder realizarlo.
A nivel internacional, Uruguay no está en la lista de países con necesidades urgentes de apoyo, y los apoyos nacionales no cubren las necesidades del evento. Por ello, hay que ser muy tenaz para seguir con un proyecto de estas características, y si aún sigue en pie es porque tras él hay un grupo de gente maravillosa que pone de su tiempo y sus conocimientos para sacarlo adelante. Un equipo que va mutando, pero que se mantiene con cierta estabilidad y que da mucho más que su tiempo para que este proyecto siga adelante.
4. Cada año el Festival reflexiona sobre un tema o un fenómeno central, este 2021 su consigna es “Pueblo presente”. ¿Qué conlleva eso en esta coyuntura y por qué se eligió?”
Es evidente que Uruguay no está pasando por uno de sus mejores momentos, la pandemia y la nula gestión de apoyo a la población que generó este gobierno hace que los índices de pobreza aumenten, así como el desempleo. Se instalaron ollas populares por todas partes; es muy triste la cantidad de gente que necesita de estos espacios para comer.
Son los Estados los que deben garantizar a las personas el bienestar integral. Sin embargo, es a través de las luchas sociales que se conquistan derechos, en la unión, en el trabajo con otres. Los derechos se conquistan y de eso hablamos al decir “Pueblo presente”. Es a través de salir a la calle, de juntar firmas para derrotar una Ley que retrocede en derechos, de hacer huelgas, paros y reivindicaciones que se logra que los gobiernos cumplan sus obligaciones como Estado.
Tenemos Que Ver apela a eso, a la gente, porque aunque no podamos tener injerencia en las definiciones políticas, sí podemos unirnos con otres para exigir nuestros derechos, y así juntes, generar presión y conquistar garantías para que se cumplan.
5. ¿Cómo has visto el desarrollo de la propuesta en una década de trayectoria?
Es complejo ver con perspectiva cuando una está tan inmersa. Lo que he notado en estos años es la diferencia entre los primeros años, que íbamos a pedir apoyo y nos miraban como diciendo; “¿y estos quienes son…?”, en comparación con estos últimos años, donde ya no hay que explicar quiénes somos, ni qué hacemos; donde la gente ya nos conoce, ya sabe del Festival, o ha ido, o lo ha escuchado.
Tenemos Que Ver ha logrado en estos 10 años uno de sus objetivos iniciales que era posicionarse como un referente nacional a la hora de hablar de cine y derechos humanos. Esto hace que una no tenga que explicar tanto sus propósitos. Sin embargo, las dificultades siempre permanecen y todos los años hay que gestionar todos los permisos y los apoyos, lo que hace que nunca se sepa de antemano con certeza con qué se cuenta y con qué no.
Lo que se hace complejo es pensar en crecer. Tenemos Que Ver, sin quererlo, año a año comenzó a crecer porque nos entusiasmamos y cada vez pensábamos en nuevas actividades, pero hubo un año que dijimos “basta”, no porque no nos encante hacer nuevas actividades, sino porque en la práctica se hace muy complejo. El equipo es el mismo y el presupuesto nunca crece, sino al contrario. Los apoyos son menos o cada año lo mismo, lo que en la práctica significa menos. Lamentablemente se hace difícil para mí, que soy la productora, no estar pensando siempre en dinero, porque las cosas para que salgan necesitan de una asignación presupuestal, y no se puede pensar en nuevas actividades con el mismo pequeño equipo trabajando sin cobrar, o cobrando poco. Es una pena, porque el Festival no tiene fines de lucro, pero de todas maneras hay gastos que son necesarios para su correcta puesta en marcha y habría mil cosas más que se podrían hacer. Tenemos muchas ideas que, por falta de presupuesto, es imposible llevarlas adelante.
6. ¿Cómo se desarrolla el Festival más allá de la programación de los filmes exhibidos?
La propuesta de Tenemos Que Ver es generar instancias de diálogo a partir de las películas, lo que ha sido articulado en estos 10 años de diferentes maneras. En las primeras ediciones realizábamos mesas de debate e invitábamos a diferentes referentes que trabajaran sobre el tema que trataba la película, así como a alguien que formara parte de la película (director/a, programador/a o protagonista), y proponíamos esta actividad afuera de sala o en la propia sala. Era una mesa y había invitados/as. Luego nos dimos cuenta de que ese tipo de exposiciones no era lo que queríamos proponer, porque coartaba un poco la participación del público general, así que empezamos a proponer actividades más bien al estilo cine foro, donde existe un moderador que dinamiza la actividad, pero no invitados/as. En estos últimos años estamos queriendo incorporar algo mixto, en lo que participen personas que por sus profesiones o investigaciones tienen mucho para aportar, pero no como invitados, pues eso inhibe un poco más la participación del resto. La idea es generar un diálogo de interés pero sin jerarquías en el debate.
7. Tenemos Que Ver es una propuesta que transcurre en una multiplicidad de escenarios, incluso con exhibiciones fuera de Montevideo. ¿Qué aportan estas características al enfoque de derechos humanos?
Desde los comienzos de Tenemos Que Ver nos propusimos llegar a todo el país. En este sentido, el nombre del festival lleva incluido el de Uruguay, porque si bien los festivales de cine suelen ser de la ciudad, no nacionales, en un país tan pequeño nos pareció que podíamos abarcarlo. En realidad no es tan fácil, dado que para llegar a la gente hay que trabajar mucho localmente, para lo que es fundamental contar con actores locales que puedan apropiarse del Festival. En algunos casos sucede, en otros no tanto.
Los derechos humanos deben ser inclusivos, y es en este sentido que nos propusimos desde el principio ser un festival con presencia nacional y llegar con la programación y las actividades a todo el país. En la realidad esto es mucho más complejo porque se necesita un equipo que esté en territorio y que haga que cada función tenga sentido, porque no es solo programar una película en un espacio y ya; hay que difundirla, llegar a la gente, que vaya público, si no nada tiene sentido. Esto lo hemos ido logrando en colaboración con espacios de todo el país que organizan localmente una función. Pero es un trabajo que creo aún podría potenciarse mucho más.
8. ¿Cómo se vincula con otras iniciativas similares a escala regional?
En estos últimos años, en que asumimos lo fácil que era estar en contacto con otres en otras ciudades del mundo a través de redes y medios digitales, hemos realizado algunos encuentros muy interesantes con festivales de la región. Eso estuvo muy bueno porque tenemos mucho en común y es fundamental ver cómo podemos apoyarnos, complementarnos y contribuir para una mejor gestión local de los festivales en coordinación con los festivales regionales.
9. ¿Qué podemos esperar para esta décima edición?
Por un lado, para esta edición nos proponemos hacer una breve retrospectiva de Tenemos Que Ver con películas que han pasado estos 10 años por el Festival. Esta retrospectiva la vamos a hacer previo al Festival propiamente dicho, pero es parte del mismo. Durante los fines de semana de octubre a través de dos pantallas virtuales vamos a proyectar estas películas. Una de las pantallas es TV Ciudad, donde se presentarán cuatro películas uruguayas, y en la web de tenemosquever.org.uy también vamos a proyectar semanalmente una película por 24 horas que en ese caso serán películas regionales.
Toda la programación ronda el concepto de “Pueblo presente” y busca poner en foco las luchas sociales, que son las promotoras de los derechos de los pueblos. El 29 de octubre daremos comienzo a la semana del Festival, con la apertura en Sala Zitarrosa, funciones entre el 30 de octubre y el 4 de noviembre en la Cinemateca uruguaya, y cerrando el 5 de noviembre, de nuevo en la Sala Zitarrosa. Como siempre, también se realizarán actividades en otras salas de Montevideo, así como del interior del país.
Para nosotros será una edición conmemorativa, ¡porque son nuestros primeros 10 años! Para todos serán días de intensa reflexión sobre la realidad actual y pensar juntes mecanismos para revertir las continuas violaciones a los derechos humanos.
Entrevista realizada por Juan Francisco Bruschi. Practicante del 10° Tenemos Que Ver.