Esta nueva edición de Tenemos Que Ver, el 8º Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos del Uruguay, nos encuentra en medio de un clima regional de obscenas expresiones anti derechos.
La palabra sería “inverosímil”, si no fuera tan real. Es inverosímil oír por ejemplo que el movimiento feminista ataca a la familia. O que le educación sexual desde la primera infancia es algo perverso. O que las materias como filosofía o sociología son inútiles y hay que suprimirlas de los liceos. O que la homosexualidad se debe “curar”. O que el aborto legal no debe existir. Sin embargo esas expresiones y más, fueron dichas, son reales y son expresadas por autoridades de la Iglesia católica, por representantes de grupos pseudo religiosos, presidentes electos, políticos junta miedos que proponen una vida de encierro y de sospecha.
Las más de 50 películas de este TQV, nos traen más de 50 formas de resistencia, más de 50 maneras de elaborar nuestras estrategias colectivas. Al abrigo de la sala de cine, juntos y juntas, nos potenciamos, sabiendo cómo, desde Alemania a Brasil pasando por Finlandia o Chile, cada cual a su manera se enfrenta al mismo sinsentido, a la misma irracionalidad fundamentalista que pretende entrar en nuestros cuerpos y nuestras conciencias.
Este Festival temático en la más amplia acepción de los Derechos Humanos nos permite reflexionar en profundidad sobre el alcance de las iniciativas locales, que pueden parecer mínimas, pero que se agrandan con el eco de otras muchas que van en la misma onda, en la misma dirección.
Coincide también con esa ola expansiva muy joven, muy fuerte, muy ruidosa, que marca el punto de inflexión del respeto a sus cuerpos, sus vidas, sus libertades.
Somos tanta humanidad en ese mismo camino.