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El pasado 30 de octubre a las 18 horas se presentó el cortometraje argentino “Mañana viene mi tío” del director Alejo Vilariño. Una metáfora visual fina y a la vez cruda sobre el impacto de la desaparición forzada en la vida de quienes día a día tratan de seguir adelante con su vida, pero siempre en esa espera eterna de la esperanza que ni hasta el último momento de la existencia llega a perderse. 

La  jornada en la sala 3 de Cinemateca continuó con la presentación de White Noise, un documental estadounidense del director Daniel Lombroso. La cinta del 2020 es un retrato en primerísimo plano de todo lo que se desencadena cuando el hedonismo se mezcla con el nacionalismo de extrema derecha, el racismo y la xenofobia en tiempos trumpistas.

A juzgar por los comentarios y otras reacciones del público, la cinta definitivamente hacía prender las alarmas a los espectadores frente a imágenes y discursos que inevitablemente a más de uno le hizo recordar los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. White Noise dejó claro que el uso de la violencia simbólica y los discursos de odio sobreviven y tienen adeptos dentro de las nuevas generaciones. En tiempos actuales suman el impulso de las redes sociales que sirven como soporte para la difusión y promoción de discursos, cuyo único mensaje es la exclusión y la anulación de la dignidad del otro, sea negro o inmigrante, todos incluidos en una frase que resulta ser la constante: “los invasores”.

La función contó con la presencia de Carver Scot, músico afronorteamericano radicado en Uruguay, quien muy amablemente aceptó la invitación del festival para ver el documental, compartir su testimonio e intercambiar ideas y percepciones con el público. Durante el intercambio, integrantes del público aportaron sus percepciones sobre el racismo, la xenofobia y el impacto de los discursos de la ultraderecha nacionalista en la sociedad civil. 

Un ciudadano puertorriqueño contó de los efectos que sufre su país al seguir siendo una colonia norteamericana y lo vinculó al documental presentado en la ceremonia de apertura del festival y en la necesidad de entender en el discurso nacionalista obvia el hecho de que gran parte de la población blanca también sufre los embates de la extrema pobreza y el abandono del Estado. Otro participante, mexicano, narró su experiencia viviendo en Estados Unidos, en relación con lo que presentaba el documental, en  el fenómeno de la frontera y en zonas como Juarez.

Fue una jornada enriquecedora donde White Noise cumplió el cometido de abrir al público una ventana hacia el caos generado por el nacionalismo, la xenofobia y el racismo y sus impactos a nivel mundial.

Nota elaborada por: Ana María Sarmiento, colaboradora del 10° Tenemos Que Ver.
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Comunicación TQV

comunica@tenemosquever.org.uy

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